Te pido que me roben todo. Menos mi memoria. Recordar el
pasto y el olor a hojas frescas se ha vuelto parte de mí, parece que el campo
habita en mis ojos.
Que envejezcan mis huesos uno a uno menos el olor de los
pinos y el color de su piel. Durante muchos años ese característico olor a pino
fue sinónimo de la piel que alumbraban los pocos rayos de sol que las ramas
dejaban pasar.
Que se
lleven todo menos el recuerdo de su rostro. Que desaparezca mi fuerza entera como en
un huracán, o si quieres dócil, derramando gota a gota hasta llenar el rio. No obstante evita que
olvide el color de su mirada, la forma de su sonrisa y el timbre de sus
palabras.