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20/4/11

Figuras en el aire

Estaba ella, con sus años, sentada en su banca color rosa gastado, y se decía a sí misma “ya tienes las palabras de esa frase pensada, ahora expúlsala” volvía a repetir otra vez lo mismo que había repetido en su cabeza toda la noche “ya tienes las palabra de esa frase pensada, ahora expúlsala”


La noche, esa noche que se avecinó a plenas cinco y cincuenta y nueve minutos de la tarde, apareció nublando sus pocas estrellas. Se preguntó una vez mas, “¿seré yo capaz?”, no tenía noción del tiempo, no sentía todo lo que estaba en contra, tampoco de las debilidades de las que siempre fue presa.


Al siguiente día, en la mañana soleada se miró fijamente al espejo, se dijo a sí misma “Camille, ya tienes las palabra de esa frase pensada, expúlsala ahora” , pero su Camille más intensa, su mujer más osada y la más decidida no estaba, se observó a sí misma, mirandose fijamente a sus ojosen el espejo, y en la mezcla infinita del reflejo de los ojos con el espejo, comprendió que eran solo palabras. Eran palabras sin sentido, sin fuerza, sin deseo.


Aquella mujer valiente no estaba, se había ido. Así como un rio con agua, como un pájaro en el viento, como las deseos mismos. Lo que existía era un rezago de cosas que no dijo, cosas que no hizo y aspiraciones que no realizó.


Tomó una hoja de papel, un lápiz y para que no hubiese ninguna duda lo escribió pausadamente, con una velocidad tal, como cuando se escriben los sentimientos más profundos… “ya tienes ese palabra y esa frase pensada, ahora expúlsala” y no sucedió nada, era solo una oración llena de palabras muertas.


Era tarde, el tiempo había pasado, la oportunidad se había ido. Hay veces en que decirlo no es lo que cuenta. Sentirlo no sirve para nada. No hay nada que hacer. La única oportunidad que existe es mirar por la ventana mientras se ve pasar una y mil veces figura en el aire. Una imagen fatua que a veces se mezcla con la de una mujer en una banca rosa gastada por el paso del tiempo.