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26/4/11

Es de letras

Este hombre es prisionero de sus propios demonios,

pero santo por sus propias aspiraciones

tiene el delirio de la locura

y la sobredosis de la certeza

habla extraño

y se queda callado

musita poesías

y canta canciones

ríe

llora

vive

muere

es de letras

y de números

se va de vacaciones

y se encierra días enteros

está a dieta

come mucho

transita por caminos profundos

y hace juicios de valor sin sentido

24/4/11

Volver con el recuerdo

Volver con el recuerdo no es vivirlo. Nos habían contado esa historia que “recordar es vivir” pero, contra todo pronóstico, es falsa. Ayer decidí a recordar a Maurin, y no puede tocarlo. Olvidé sus ojos, olvidé su cara y olvide su aliento. Ya no sé cómo sabía su rostro de dos días sin afeitar, no puedo volver a vivir esas cosas singulares que tanto valoré, por mucho que lo intente.


Quince años han pasado frente a mis ojos, el cielo se puso azul muchas veces, el agua del rio corrió miles de kilómetros, ya cayeron quince inviernos, y Maurin es solamente un recuerdo difuso. Puedo hacer un sobre esfuerzo, pero seguramente el rostro que surgiría sería producto de la imaginación, nada sería real.


Maurin aparece con sus camisas a rayas, con su sonrisa en búsqueda de complicidad, aparece con una botella llena de arena seca, aparece en forma de onda sonora con voz de aquel viejo teléfono verde, y en otras él aparece con aquellos tontos regalos, pero nunca aparece completo, siempre es en pedazos, en trozos de recuerdos mal compilados.


Buscar recuerdos, no sirve para nada, y tampoco podemos volver a vivirlo, hay un limbo donde las cosas no se quedan congeladas, sino que avanzan, como en un camino azul lleno de nubes, cada quien sigue sus ruta, cada cosa se queda, cada experiencia desaparece a la misma vez que se realiza. Bifurcaciones de los hechos, castigo de la memoria.


La inmortalidad del recuerdo se construye con imaginación. Nadie volverá allí, y yo tampoco estaré allí. Maurin, y todo lo que aconteció en ese momento es pasado. Incuestionable pasado.

20/4/11

Figuras en el aire

Estaba ella, con sus años, sentada en su banca color rosa gastado, y se decía a sí misma “ya tienes las palabras de esa frase pensada, ahora expúlsala” volvía a repetir otra vez lo mismo que había repetido en su cabeza toda la noche “ya tienes las palabra de esa frase pensada, ahora expúlsala”


La noche, esa noche que se avecinó a plenas cinco y cincuenta y nueve minutos de la tarde, apareció nublando sus pocas estrellas. Se preguntó una vez mas, “¿seré yo capaz?”, no tenía noción del tiempo, no sentía todo lo que estaba en contra, tampoco de las debilidades de las que siempre fue presa.


Al siguiente día, en la mañana soleada se miró fijamente al espejo, se dijo a sí misma “Camille, ya tienes las palabra de esa frase pensada, expúlsala ahora” , pero su Camille más intensa, su mujer más osada y la más decidida no estaba, se observó a sí misma, mirandose fijamente a sus ojosen el espejo, y en la mezcla infinita del reflejo de los ojos con el espejo, comprendió que eran solo palabras. Eran palabras sin sentido, sin fuerza, sin deseo.


Aquella mujer valiente no estaba, se había ido. Así como un rio con agua, como un pájaro en el viento, como las deseos mismos. Lo que existía era un rezago de cosas que no dijo, cosas que no hizo y aspiraciones que no realizó.


Tomó una hoja de papel, un lápiz y para que no hubiese ninguna duda lo escribió pausadamente, con una velocidad tal, como cuando se escriben los sentimientos más profundos… “ya tienes ese palabra y esa frase pensada, ahora expúlsala” y no sucedió nada, era solo una oración llena de palabras muertas.


Era tarde, el tiempo había pasado, la oportunidad se había ido. Hay veces en que decirlo no es lo que cuenta. Sentirlo no sirve para nada. No hay nada que hacer. La única oportunidad que existe es mirar por la ventana mientras se ve pasar una y mil veces figura en el aire. Una imagen fatua que a veces se mezcla con la de una mujer en una banca rosa gastada por el paso del tiempo.