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29/10/10

De calle en calle.

Veo la hierba mojarse, Tu cara sonreír.
Mis ojos van hacia ti.
Veo tu sonrisa.

Veo los pájaros volar,
Las ramas florecer,
Y mis ojos van hacia ti.

Las grietas de la calle son grises
Tus dientes blancos,
Mis ojos curiosos.

La música estridente aparece,
Sonríes
Cierro los ojos.

Y aparecen los barriletes de papel,
Cayendo con la lluvia,
Escapando con el viento.

En la esquina aparece diciembre.
Y en la insistencia de las gotas,
Tu mirada se pierde entre los pasos.

26/10/10

La cultura de las hipótesis

Cuando responder a los estímulos con pedazos sacados de diferentes realidades se vuelve un vicio, y cuando retomar muchas historias para contar una misma verdad se vuelve una justificación, inicia la deconstrucción de la realidad y se profundiza la cultura de las hipótesis. Esa cultura que es el mayor fracaso de nuestra existencia, un error existencial que ha sido nutrido de significados y contenidos ajenos.

En el contexto mismo de esta precaria cultura, debemos aprender a reconstruirnos y reconstruirnos sin dejar de lado a nosotros mismos, que con nuestra corta apreciación de la realidad, y el mutismo intelectual que implica un lenguaje tan limitado como el humano, podemos ser nosotros, así, sin más.

Debemos aprender a responder, primero a nosotros mismos, después a quienes nos rodean, y después a las personas en general y por ultimo la realidad misma, convertida en forma de universo, tanto al universo material, como al universo espiritual.

Después de responder a cada hecho y a cada objeto debemos aprender a recibir, a recibir respuestas, a recibir emocione y a recibir estímulos, por ultimo, después de responder y recibir, debemos aprender a estar, allí radica nuestro mayor reto.

Estar, ante todo, significa entender nuestra realidad, nuestros propios niveles de dificultad y la capacidad que tenemos para responder a esas dificultades. Es como cortar una hoja del periódico, diseccionar cada imagen y cada letra, ello con el objetivo devolver a cada historia, a cada recuerdo, a cada hecho -a cada facto- su origen, su esencia.

No se trata de reconfigurar un monstruoso décollage moral, sino un décollage de nosotros mismos, ordenando nuestras partes: en donde todo parte de una misma imagen, una misma persona. En este ir y venir nos conoceremos serna, sincera y plenamente sin surrealismo y sin dobleces.

¿Hay algo que merezca más la pena que reemplazar la cultura de las hipótesis por las respuestas propias?

15/10/10

La construcción de las ideas

Estas cerrando tus ojos cuando temes a las preguntas cruciales de la vida, esas que te desafían a tomar una determinada postura, una importante decisión. Mueres lentamente cuando desechas una pasión. Dejas que la oscuridad del tiempo, las secuelas del olvido y la miseria de la ceguera hagan lo suyo.

Deberías permitirte un día, aunque sea lentamente, la idea de que existe la equivocación. Pregúntate a ti mismo si quieres, y si la respuesta es afirmativa; si es un sí si liberador, un si responsable y un si contundente, prosigue con esa idea.

No te servirán de nada los escollos emocionales en los que se sumen los perdedores para reclamar que la vida pasó y que nunca hicieron nada bueno, nada entusiasta o nada agradable. No busques culpables; esa será una simple excusas que calmarán el ego herido, al final, con el paso de los años, será un tiempo donde irremediable estás ya despidiéndote de la vida, en donde las palabras que grites serán nada.

Si aún tienes tiempo deberías recuperar la ilusión y proseguir, no dejes que pasen tus años. Que tu miedo más profundo sean perder la lucidez, la capacidad de la interpretación de tu entorno, y la magia que significa aprender a hilar las palabras para explicar lo que ves, lo que hueles y lo que sientes.

Es mejor comprobar que se está equivocado en algún momento del camino, que cerrar los ojos en una especie de mutismo y oscurantismo. En donde la ignorancia se confunde con la conciencia nace la construcción de las ideas, y vale mil veces más construir ideas que perecer lleno de la idiotez y la testarudez que ocasiona no abrir la mente a lo posible y a lo construible.

Hacer ideas, hacer que las ideas fluyan y hacer que estas funcionen, es culpa de la inventiva, la ilusión y la creatividad. La inventiva es buscar respuestas, la ilusión es hacer que funcionen los sueños y la creatividad es formular una y otra vez el pensamiento.

Sin importar cuál es el lado del río en el que estás, ofrece el sacrificio de mojarte, trasládate de una orilla a otra, fortalece tu sentido de pertenencia, tu compromiso con lo que te rodea y pon a cada momento una piedra alrededor de esa casa que significan tus hechos.

No importa lo que deseas. Lo único importante en la vida de hoy es cuanto estés dispuesto a hacer, porque, para que las cosas sucedan debe haber desde el inicio -a limini- hechos, circunstancias y resultados, los deseos solo son una motivación que muestra el camino, pero solamente eso, una guía.

No temas a las preguntas cruciales de la vida, respóndelas. No formes parte de la simple y superficial provocación. Olvida las respuestas sencillas. Hurga en lo más profundo.

10/10/10

Asesinando un mito

De pronto un día amanece. No puedes dejar ir esa idea. Después de todo ahora ves las cosas con cierto sentido del humor, te das cuenta que has dejado ir un mito, ese hombre, esa mujer, ese artista, ese amor… eso. Te das cuenta que ciertamente no puedes vivir sin el dramatismo que significa la vida, porque el drama es el significado real de todo lo emocionante. El drama significa todo cuando así lo quieres.

Pero obviamente puedes prescindir de este mito en específico. Hoy miras las cosas como a través de un viejo televisor: en blanco y negro. Sabes que tienes todo lo que necesitas para elegir: la certeza, la determinación y el deseo irremediable de soltar esa cuerda que te ata a una imagen que por mas que lo hubieses deseado jamás podría haber sido.

Sabes perfectamente que en estos tiempos, donde la burbuja de la irrealidad y la sobredosis de historias confunden, solamente hay dos tipos de personas, los que van en una especie de viaje en línea recta y los que requieren del dramatismo para existir, esa es la nueva realidad, por eso hoy más que nunca es valido sonreír a la misma vez que se llorar.

Ya lo hicieron Shakespeare, Frida, Dalí, Warhol, Mae West, Yoko Ono, Lagerfield y últimamente Gaga y millones de anónimos. Deberías seguir esa forma de pensamiento, en donde importa lo que quieres, no lo que eres en este preciso momento.

Aunque seas amante de lo idílico, asesinar un mito es posible, solo se requiere comparar, buscar otra opción y tener la fuerza para cruzar esa línea invisible en donde se besan el amor y la indiferencia. Pero deberás pensarlo detenidamente ya que no puedes volver, una vez cruzas la línea se vuelve de cristal y siempre chocarás cuando intentes regresar.

Es así como sucede en la vida real, un día nace la afinidad por esa cosa en específico, una especie de admiración; la sobreexposición hace lo suyo y de pronto te hayas envuelto en una relación de dependencia en donde el más mínimo reproche es como una cuchillada mortal. Te das cuenta que eso que te parecía especial se ha convertido en una tremenda locura.

Te dices a ti mismo que ya no quieres eso. Ya no te conoces al verte a ti mismo. Ahora buscas la forma de desprenderte, buscas el sentido de tu camino porque quieres caminar, emprender el camino y dejarlo todo, deseas quitarte esa piel y que el oxigeno llegue hasta lo mas profundo de tus pulmones. Todos tus nuevos deseos implican dejar de creer en muchas cosas, dejar de querer a muchas personas, dejar de estar en muchos lugares. Has decidido creer solo en lo que es indispensable.

Ahora sí. Sabes que podrás verte en ese espejo, que puedes por fin sonreír. Has matado tu mito –o a uno de ellos-, has dejado de creer en algo que nunca existió, te plantas frente a tu espejo y te animas a ti mismo diciéndote que ha merecido la pena la deconstrucción emocional, porque ahora dejarás entrar solo lo necesario para tu modus vivendi.

Al final ese mito seguirá mostrando sus hechos específicamente construidos… pero ya no cuenta contigo, ni para lo bueno, ni para lo malo. Y te miras nuevamente al espejo, y te das cuenta de lo inocente que fuiste, en realidad nunca contó contigo. De otra forma, jamás hubiese sido tu mito. Siempre buscamos algo más grande que nosotros mismos cuando queremos obtener algo en lo que creer.