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26/5/09

El camino y las despedidas

De todas las sensaciones que comprenden un camino, lo que me hace sentir mal son las despedidas de las personas, de los lugares y de las sensaciones.

Primero, por la gente que se queda, siempre se preguntan sobre el futuro inmediato: si volveré, si estaré bien, si recordaré una cosa u otra.

Segundo, porque yo mismo me pregunto realmente hacia donde voy, claro que se el destino: Madrid, pero mi pregunta va mucho mas allá: que será lo que encontraré, me sentiré bien, es lo que espero, Madrid la he visto ocho veces… y siempre tiene algo que me cautiva, pero no se sabe que será hoy, al menos hasta que este allí.

Tercero, me inunda un sentimiento. Siempre espero volver a casa, a aquel lugar donde crecí, encontrar los pastos verdes, las personas grandes, y los animales que hacían ruido. Eso ya ha pasado, solo quedan recuerdos, a pesar que mi casa se quedo en el pasado, siempre pienso en volver, es como una sensación de orfandad existencial. El sentimiento de volver a casa es natural cuando se viaja, porque debe haber un lugar donde volver.

Cuarto, siempre que estoy en un determinado lugar y encuentro nueva gente, por extraño que parezca, me enamora, así son las personas: ojos brillantes, sonrisas sinceras y palabras amables… me enamoro, no sucede en cada lugar, pero cuando sucede duele mas estar en camino.

También tiene sus buenos motivos estar en camino, porque puedo sonreír a las personas desconocidas, conversar, compartir y aunque no exista la posibilidad y la necesidad de volverlas a ver, cada palabra puede ser importante.

San José Costa Rica, 26 de mayo de 2009.