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28/11/09

Sobre la tristeza, el amor y los errores

Sobre la tristeza:
Un poco de tristeza no es malo en nuestras vidas, nos sirve para reflexionar, y luego seguir para adelante, quizás, lo que habría que hacer es regocijarse en la oscuridad de ese día, porque, después de todo, si las cosas están así de malas, solo pueden ir a mejor. Quizás, un objetivo más alto podría poner más necesidad de esfuerzo y por lo tanto, una mayor lucha que me mantenga entretenido para no perder el sentido de la ocupación.

Sobre el amor:
Ama profundamente aunque el corazón explote de emoción, aunque cueste que puedas explicarlo, porque no hay cosa más hermosa que sentir un vínculo con alguien, porque así sabemos que seguimos vivos.

Sobre los errores:
Nadie está exento de buscar la perfección, pero quizás antes debemos saber que esa búsqueda contempla cometer errores, empezar algo, dejarlo y volver a empezar… y que esa búsqueda es a lo largo de nuestras vidas.

26/11/09

La hereje es mi hermana.

Yo, soy un niño decente, educado, mi problema, si es que se le puede llamar así es que creo que mi hermana es hereje.

Yo a Manuel lo besé en la boca, lo besé, Manuel me miro con unos ojos negros de picardía, diciéndome “detente puto maricón” Con sus labios rojos color carmesí Manuel me dijo que nos detuviésemos.

Yo sé que mi hermana no es ciega, pero lo parece, por lo que no me importo, besar a su novio a la salida del baño.

Mi mano tocó –sin querer- las propiedades bajas que mi hermana tiene sobre Manuel… si no fuese porque en la habitación junto al baño duerme la puta, juro que el Manuel hoy estaría saboreando los recuerdos de mi cuerpo.

Manuel viene todos los sábados a casa, llega a las ocho de la mañana se acuesta con mi hermana, y desde la habitación continua escucho los gemidos de ese macho, le gusta llamar la atención, y dejarme claro que él es el hombre en toda relación.
Luego, cuando ya ha terminado todo, del -verbo acabar- sale del chiquero, con la bata de salida de baño color rosa, obviamente no es de él, es de la zorra esa…


La salida de baño le queda al dedo, porque se le ven las piernas y el pecho, mide 1.80, obviamente le queda pequeño, ese toque de feminismo lo hace ver sexy y a la vez muy atrevido, creo que es un mensaje secreto: diciéndome: “me acuesto con tu hermana, pero contigo seré un caballero”

Luego, entra en el baño, se quita la ropa y mea –escucho el sonido, la ráfaga de meados cayendo- solamente como un macho mea… con intensidad, y a mucha distancia del baño del verbo –largo, grande, inmenso-.

Por desgracia solo hay un baño en casa, así que el seguro de la puerta siempre está abierto, y como la familia se tiene confianza… si alguien se baña, el otro puede entrar a lavarse las manos…

Yo, siempre a las 9:20 de los sábados me debo lavar las manos… entro… y siempre he de ver a nuestro invitado desnudo, lavándose, cogiéndose su mano –del verbo es otra mano- ya sabe mi lavado de manos, así que se da la vuelta, mostrándome el culo –¿porque toda la gente hace lo mismo? Sería más fácil quedarse tal cual de frente- y yo le miro… él sabe que le miro, los dos sabemos que nos gustamos.

Hoy he decidido besarle y tocarlo… y sé que no será la última vez… pero aun no está claro cuándo volverá.

Por lo pronto debo aguantar la tertulia de mi hermana, quien me ha enviado a comer mierda por enésima vez, al parecer Manuel le confesó que en el baño nos tocamos, pero la incrédula cree que abuse de la confianza y que toque a Manuel sin que él quisiera.

Me dice que él no es maricón, que a quien ama es a ella.. y otro montón de mentiras que la pobre tonta se inventa para no aceptar que Manuel y yo nos amamos… por lo pronto no le llamo para evitar que mi hermana intente cortarse las venas.

La hereje es mi hermana, porque le gustan los hombres, ya debería darse cuenta que Manuel lo tiene todo, menos a mí. Si lo ama aunque sea un poco debe dejarlo estar con quien él quiera.

Porque será que a todos los hombres les dicen: “te amo tanto que si fueses feliz con otra, lo aceptaría” esa es la época de campaña electoral de las mujeres.

25/11/09

La certeza de lo que piensas.

En algún lugar de este gris y negro globo terráqueo se que estas, se también que tienes ganas de sonreír, que crees en las utopías, los sueños, las ilusiones, y no me cabe duda que también profesas el amor a los extraños, que te enamoras con una mirada, que quieres un mundo mejor, que tu mayor ilusión es que todos se amen, que luchen por sus ideales, pero sobre todo, en que la paz reine en el mundo.

Pues bien, mi querido soñador, soñadora se que estas, se y tengo la certeza que estas en cualquiera y en todos los sitios a la misma vez, que construyes instituciones, que generas ideologías, que mueves al mundo con esos principios que tienes y que promueves.

Pero, a caso basta con quererlo, o deberías mover tu trasero y ponerte a hacerlo, no solo a pensarlo. Tengo la certeza que existes. Crees que haces lo correcto, pero… ¿estás seguro?, porque no bastan los mejores deseos, las mejores obras y los mejores resultados, creo que basta con que al amanecer tengas una sonrisa en tu rostro, posiblemente eso valdría más que mil deseos.

Porque desear hacer algo y no hacerlo es una traición a uno mismo, más vale simplemente observar y disfrutar de la simplicidad de la vida cuando no se tiene el valor de actuar. Como dicen, se vale soñar, pero se requiere valentía.

21/11/09

La carta del viejo amor

Daniel estaba acostado en su cama, somnoliento, eran las diez de la mañana, miraba el techo de su cama, no se había parado a apreciar esa vista tan absurda; De pronto escucho la palanca del buzón, el cartero había dejado correspondencia. Aburrido y sin nada más que hacer, se levantó y se dirigió al buzón. Abrió la puerta, cruzo el jardín hasta la acera con la ropa de estar en casa –un short de algodón, color gris y una camisa del mismo color-.

Movió la rejilla que protegía la parte trasera del buzón y saco tres cartas, la primera era de la compañía eléctrica, la segunda era del agua y una tercera de un viejo amor… una inusual carta, de las pocas que recibía. En los últimos seis años no había recibido una carta de algún amigo o familiar, no solo es un hombre solitario, sino también alguien a quien se olvida muy fácil – es de esas personas que no se recuerdan por nada especial, y que se olvidan muy pronto-.

Observo el sobre, cerró los ojos, su cara se frunció con un asombroso giño de complicidad con la vida, últimamente la estaba pasando mal, y allí estaba lo que necesitaba, algo que le dijese que seguía existiendo.

Apresuro el paso en los dos metros que separan su puerta del buzón, entro a su casa sin sacudirse los pies en la alfombra gris que siempre posa a su entrada –algo inusual para un hombre tan maniático de la limpieza-.

Y así empezó la lectura de la carta, sabiendo que en las peores mañanas alguien puede despertarnos el sentido de la existencia y separarnos abruptamente de esa sensación de soledad, incluso alguien de quien hacía mucho tiempo que no sabíamos nada, o alguien que no significo nada en nuestras vidas. Lo importante es que alguien lo había pensado, había reconstruido esa imagen de comunicación, esa conexión, ese interés…

“Como yo, tú has buscado a donde encajar, a donde tener ese espacio… y nunca lo hemos encontrado fuera de nosotros mismos, porque el mundo es demasiado hostil para encontrar nuestro propio lugar, creo que los dos somos así, tú con tu genio, la importancia innegociable que le das a tu trabajo y yo con mi irremediable sinceridad.

Aun con eso, no te he olvidado. Quiero que volvamos a estar juntos, no me importa que es lo que deba hacer, dime que aun hay cosas que no has hecho, cosas que no has vivido, y así mismo te diré que me gustaría estar allí para vivirlas contigo.

Los primeros días pensé en escribir esta carta, pero aborte la idea, pensaba que era una estupidez, con los meses la necesidad de decírtelo fue creciendo, muchas veces fui a la oficina de correo, pero cuando, estaba a punto de echar la carta lo dudaba… así pasaron los años, hasta que comprendí que somos humanos y que tu sabes al igual que yo, perdonar.

Así que… aquí esta está carta, finalmente está siendo leída por tus ojos –si no ha desaparecido el avión, barco, tren, coche o cartero que la llevo hacia tus manos- dime por favor cualquier cosa que se te ocurra, a estas alturas de nuestras vidas, seguramente es mas lo bueno que recordamos, que lo malo que sucedió.”

Daniel se ahogo en una larga carcajada, su risa empezó a desvanecerse de manera descendente hasta que sus lagrimas empezaron a brotar… sin importar lo que respondiese, allí estaba, una persona interesada en él, alguien del pasado había regresado.

12/11/09

Montparnasse y yo

Estoy seguro que he pasado por esta calle hace dos meses, que tenía un escaparate inmenso, con unas rejillas de madera gris. Y en su interior un montón de maniquíes rosados. Abajo, había una tapa metálica, era de esas que tapan los huecos de los túneles de de los cables de la energía.

De los agujeros de las manijas metálicas de la tapadera metálica salía humo, el humo sabio a incienso. Quizás el incienso se escapaba por un pasadizo secreto de alguna capilla privada que estaba en cualquiera de las mansiones de esa calle.

Caben muchas posibilidades para que en una ciudad inmensa, en una calle transitada, con una tienda de vestidos de novia, haya una cloaca con olor a incienso. También se me ocurre que pueda ser un oriental que hace sus ritos bajo las calles de Montparnasse.

No importa en lo absoluto, porque estas percepciones no son tan posibles, a unos segundos de distancia se encuentra el Boulevard Raspail, lo suficientemente apabullante cuando quiere, como para que deje de pensar en el olor de ese humo.

Recuerdo con mucho cariño la ocasión en que un joven artista parisino me hizo un dibujo a lápiz en mi primera visita -como turista- que hice a Monparnasse. La conservaba, hasta la había enmarcado. Ahora no sé donde está.

Yo observo esas pequeñas cosas, porque, a las nueve de la mañana de un lunes, que más se puede hacer sentado en una cafetería, donde las alegrías fueron hace 10 horas.

En todo caso, yo no busco alegría, ya he sido lo que he querido, en eso me parezco a Montparnasse, ya los dos tuvimos la época de la locura, la ilusión y la fantasía, hoy toca recordar que fui una cuna de muchos colores, excéntrico, loco pero vibrante, igual que Montparnasse.

La tienda de novias abre tarde, a las diez quizás.