Si te llamo y no respondes, si te pronuncio y no dices palabra alguna, si no te veo, si no puedo tocarte, si no te siento... es que te has ido. Aunque me queda el pensamiento con el que hago maravillas.
Aún me queda el pensamiento con el que construyo cada día esa imagen que tengo en mi mente, porque sino lo hago terminaré olvidándote. Y no me gustaría pronunciar tu nombre y que no haya una imagen que ver.
Me queda el pensamiento para recordar cada instante. La imperfección de mi cerebro me falla pero trato de recordar cada cosa tal y como sucedió, porque lo importante es recordar todo, no solo las cosas buenas porque nuestra vida sucedió como tenía que ser.
Y sabes lo mejor, de mis pensamientos no te vas, sigues aquí, y eso es igual de valioso que la ilusión de tocarte, verte y escucharte.
Y aun me queda el pensamiento.
