No puedes disparar a la mosca
que llevas en la frente sin herir tu cabeza.
No puedes dejar que te toquen
el corazón sin exponer tu sangre.
No puedes reír sin aceptar que
también debes llorar.
No puedes amar, sin el derecho
a olvidar.
No puedes dañar sin la obligación
a sufrir.
No puedes abandonar, sin el
castigo de la infinita soledad